En Homenaje a mi hijo “Joe Yvan“
Ya van 28 días que nos dejaste,
adorado hijo Joe Yvan Moscoso Apaza
Sé que dejarnos nunca pensaste,
pero son los designios de Dios, así pasa.
Todos nos consuelan por tu partida,
hablan cosas bonitas que nos conmueve.
Tu bondad compañerismo a través de la vida,
lo que sembramos en ti como se debe.
Como recuerdo cuando tu mamá me dijo
¡Alfredo me he quedado en estado!
¡Qué contento! me dije, voy a tener un hijo,
voy a trabajar más por ti, niño anhelado.
Luego naciste, eras un varón ¡qué alegría!
Eras un gordito, peinadito, con ojos de tu madre Anita.
Dios me premio dándome lo que más quería
se lo contaba orgulloso a mi madrecita.
Luego vino tu pequeña escuelita
donde a todos superabas con exceso,
algunas veces te llevaba tu abuelita
quien hoy ignora tu lamentable deceso.
Después la primaria en San Columbano
donde fuiste policía y brigadier general.
También acólito de un templo cercano
dejando tu ejemplo de alumno ideal.
La secundaria fue en Mariano Melgar
donde demostraste en letras tu interés
Luego invicto lo iba a terminar
mostrando tu saber otra vez
El dilema surgió después, psicólogo o abogado,
consultaba con su adorada madrecita
Defender al débil siempre te ha gustado
y con el derecho tenias una cita.
En una academia te preparaste en forma debida
Y San Marcos seria tu universidad
No perderé mi tiempo, defender será su vida,
pasado un tiempo se haría realidad.
¡Ingrese! gritabas con algarabía
te lo dije querida Anita,
realice bien el examen como debía
contaba contento a su amada madrecita.
Ahí conoció a su amigo Pedro y Cesar,
su querido chato e il panzone,
con el primero al poder judicial va a llegar
el segundo a la sunat, ¡consiguen lo que se proponen!
Últimamente contaba de su amigo Reto
y de su estimada tía María.
Con el primero comer era un reto
y a ella Dios, la premiará con un hijo decía.
El consuelo de mi madre cuanto quisiera,
llorar en su regazo mi pena y mi tristeza.
Era su engreído, si le contara pereciera
Es muy ancianita. Lo soportaré con entereza.
“Las almas generosas no mueren nunca, siempre dejan la sublime estela de su recuerdo”
Tu padre, al que llenaste de orgullo Alfredo Moscoso García
Tu pelao.